Pero para nosotros el sábado inglés es un regalo modernísimo que no nos convence. Soy, como verán ustedes, un enemigo declarado e irreconciliable del sábado inglés. Caminaba yo un sábado por una acera en la sombra, por la calle Alsina -la calle más lúgubre de Buenos Aires- cuando por la vereda opuesta, por la vereda del sol, vi a un empleado, de espaldas encorvadas, que caminaba despacio, llevando de la mano una criatura de tres años. ¿Será acaso, porque me paso vagabundeando toda la semana, que el sábado y el domingo se me antojan los días más aburridos de la vida? Lo defienden del ataque del padre que a veces se amostaza en serio, lo defienden de las murmuraciones de los hermanos que trabajan como Dios manda, y las pobres ancianas, mientras zurcen el talón de una media, piensan consternadas ¿por qué ese «muchacho tan inteligente» no quiere trabajar a la par de los otros? Y que trabajen los otros, como si él trajera a cuestas un cansancio enorme ya antes de nacer, como si todo el deseo que el padre y la madre tuvieron de un domingo perenne, estuviera arraigado en sus huesos derechos de «squena dritta», es decir, de hombre que jamás será agobiado por el peso de ningún fardo.
Cree que lo que escribió es verdad por el hecho de haber¬lo escrito él. El «squenun» con tendencias filosóficas es el que organizará la Biblioteca «Florencio Sánchez» o «Almafuerte»; el «squenun» es quien en la mesa del café, entre los otros que trabajan, dictará cátedras de comunismo y «de que el que no trabaja no come»; él que no ha hecho absolutamente nada en todo el día, como no sea tomar baños de sol, asombrará a los otros con sus conocimientos del libre albedrío y del determinismo; en fin, el «squenun» es el maestro de sociología del café del barrio, donde recitará versos anarquistas y las Evangélicas del latero de Almafuerte. En toda familia dueña de una casita, se presenta el caso del «squenun», del poltrón filosófico, que ha reducido la existencia a un mínimo de necesidades, y que lee los tratados sociológicos de la Biblioteca Roja y de la Casa Sempere. Los Boston Celtics reconocieron a las víctimas del tiroteo masivo de esta semana en Lewiston, Maine, antes de su primer partido en casa. En nuestro país, en nuestra ciudad mejor dicho, la palabra «squenun» se aplica a los poltrones mayores de edad, pero sin tendencia a ser compadritos, es decir, tiene su exacta aplicación cuando se refiere a un filósofo de azotea, a uno de esos perdularios grandotes, estoicos, que arrastran las alpargatas para ir al almacén a comprar un atado de cigarrillos, , y vuelven luego a su casa para subir a la azotea donde se quedarán tomando baños de sol hasta la hora de almorzar, indiferentes a los rezongos del «viejo», un viejo que siempre está podando la viña casera y que gasta sombrero negro, grasiento como el eje de un carro.
Y las madres, las buenas viejas que protestan cuando el grandulón les pide para un atado de cigarrillos, tienen una extraña debilidad por este hijo «squenun». El «un» final, es onomatopéyico, redondea la palabra de modo sonoro, le da categoría de adjetivo definitivo, y el modo grave «squena dritta» se convierte en esta antítesis, en un jovial «squenun», que expresando la misma haraganería la endulza de jovialidad particular. De otro modo no se explicaría. En marzo de 2021 James adquiere una cantidad no revelada de acciones de la sociedad Fenway Sports Group, la cual es propietaria de los Red Sox, franquicia de las Ligas Mayores de Béisbol de la ciudad de Boston y del Liverpool F.C. Estaba en el 1,83 de estatura en octavo grado, podía jugar en las cinco posiciones y demostraba tener un sexto sentido para el juego. Fue nombrado Mejor Sexto Hombre en 2012 y el equipo llegó a las Finales de la NBA, donde perdieron contra Miami Heat. En este último, James sufrió fuertes molestias en los minutos finales del encuentro, pero aun así logró un triple con el juego empatado para tomar la ventaja y luego obtener la victoria. La palabra no encuadra una actitud definitiva como la de «squenun», sino que tiene una proyección transitoria, y relacionada con este otro acto.
El «squenun» es un fenómeno social. Curioso es el fenómeno pero auténtico. En los mercados se observaba el mismo fenómeno. Queremos decir, un fenómeno de cansancio social. En el puro idioma del Dante, cuando se dice «squena dritta» se expresa lo siguiente: Espalda derecha o recta, es decir, qué a la persona a quien se hace el homenaje de esta poética frase se le dice que tiene la espalda derecha; más ampliamente, que sus espaldas no están agobiadas por trabajo alguno sino que se mantienen tiesas debido a una laudable y persistente voluntad de no hacer nada; más sintéticamente, la expresión «squena dritta» se aplica a todos los individuos holgazanes, tranquilamente holgazanes. Nuestros ladrones la han adoptado, y la aplican cuando después de cometer un robo hablan de algo que quedó afuera de la venta por sus condiciones inmejorables. Ustedes recordarán haber visto, y sobre todo cuando eran muchachos, a esos robustos ganapanes de quince años, dos metros de altura, cara colorada como una manzana reineta, pantalones que dejaban descubierta una media tricolor, y medio zonzos y brutos. ¿A que no se imaginan ustedes lo que quiere decir «hacer el rosto»?
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